En la pequeña gran aurora que crea el amanecer, dónde la distancia desaparece y los momentos de fragilidad comienzan a tornarse más claros; dónde se sueña con tocar tus manos y rodar tus labios; dónde nace el sentimiento y la obscuridad desaparece, pero que cada vez se puede seguir mejor, dónde las ganas siempre son más grandes y dónde el sentimiento de felicidad es totalmente necesario.